
Rogaška, dignificamos la luz que queda atrapada en el cristal, un material que el hombre tocó por primera vez hace unos ocho mil años en Mesopotamia. Su naturaleza sólida, si bien frágil, captura y ata la tierra y el fuego, enriquecidos con la imaginación humana y el tacto de sus habilidosas manos. Las civilizaciones se han dejado encandilar por la energía del brillo translúcido del cristal. Quienes lo usan en nuestros días, se sienten particularmente vinculados a la abundancia de sentidos y sensaciones que sólo el cristal puede transmitir.